sábado, 3 de octubre de 2015

Ya en Dublín

Hola chic@s!
Este es nuestro segundo día en Dublín y...ufff, ya he tenido momentos buenos y malos.
Pero os cuento poco a poco.
El día del vuelo todo fue bien, los aviones (hacíamos escala en Madrid) salieron y llegaron a su hora y cuando nos bajamos en Dublín, fue fácil dar con el lugar de salida de nuestras maletas y la salida del aeropuerto.
El aeropuerto de Dublín tiene dos terminales, o eso me pareció ver. Nosotros nos bajamos en la primera y al lado de la puerta de salida, está la venta de tickets para coger el bus Airlink 747 que te lleva a la ciudad.
Compramos dos (por 6€) y pillamos el de las seis de la tarde por un pelo. El chófer iba dando unos frenazos y unos acelerones que daban miedo, nosotros íbamos de pie y más nos valía no soltarnos del pasamanos.
Se supone que el autobús tiene una parada, pero en realidad recoge a la gente de la terminal 2 y luego hace viaje a Dublín donde hace varias paradas, aunque creo que todas céntricas.
No sé muy bien qué paradas hace porque nosotros en un momento dado vimos The Spire (ver foto) y nos bajamos corriendo pensando que si no, se nos iría la parada y acabaríamos súper lejos del hotel. Mal hecho.
The Spire estaba más lejos de lo que pensábamos y tuvimos que andar bastante con los dos maletones y las mochilas de los portátiles que ya pesaban tela.
Además, aunque curiosamente, habíamos llegado a una soleada Dublín, hacía rasca y a mí me empezaron a doler los oídos. Pero no dábamos con el hotel y a quien preguntamos no parecía saber. Finalmente Dani entró en un hotel (que no era el nuestro) y preguntó. Le hicieron una captura de pantalla, le indicaron y por fin llegamos.
El hotel genial, calentito y además, teníamos el desayuno incluído al día siguiente (salchichas, bacon, huevos fritos, una especie de huevos revueltos, beans...en fin, desayuno inglés, menos mal que tenían croissants y pan bimbo para hacer tostadas).
Al poco de llegar tuvimos que volver a salir porque teníamos una visita a un piso.
Deprimente. Viejo, tristón y la calefacción no me daba confianza y no quiero pasar un invierno dublinés muerta de frío.
Así nada, salimos para ir a cenar y entramos en cualquier sitio (tenían un cártel que decían que necesitaba kitchen porter, me pareció buena señal ver que hace falta gente para trabajar) y vuelta al hotel. A dormir. Porque estábamos reventados.
Ese fue nuestro día de llegada contado rápido y resumido para no aburriros.
Os contaré pronto el de ayer, que también tuvo su aquel. Conocimos a dos españoles que nos explicaron muchas cosas útiles. Pero eso ya mañana.
Hoy toca ir a ver otro piso, visitar una agencia de pisos y quizá ver Stephen's Green, aunque hoy se espera día nublado...¡qué pena! echaré de menos el sol...

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